Un libro de verdad

“Nosotros andamos con nuestra verdad dando vueltas y nadie sabe por qué. Nos ven tirados en la calle, nos ven sucios, deambulando de un lado a otro con nuestro dolor y nuestra verdad: la historia de cada uno que nadie sabe. El libro es un intento de hacer saber esa verdad”, cuenta Julio Sarría uno de los autores.

El hogar municipal Sol de Noche alberga alrededor de 45 personas que comparten diariamente la cena en largos tablones y duermen cada noche en un grupo de cuchetas alineadas en una única habitación. “A la mañana los busca un colectivo y los deja en el centro y cada uno sale para su lado; a la noche vuelven y comen juntos y duermen de nuevo en el mismo lugar. Pero a pesar de esta convivencia cotidiana no es mucho lo que conocen uno de la vida del otro”, cuenta Nano Barbieri uno de los coordinadores del taller donde se produjeron los textos del libro.

En el espacio del taller se trabajó con distintas técnicas de narración oral, escritura, dibujo y pintura, intentando que cada uno pueda contar lo que le pasa y trabajar con la experiencia de tener que sistematizarlo. “Los talleres no son cursos, sino es juntarse con gente, ver qué surge, cuáles son las inquietudes y pasar un tiempo de trabajo juntos”, explica Quique Bogni, el otro coordinador del taller, y agrega: “La idea es poder conocerlos a través del relato y que se conozcan entre ellos. Hicimos ejercicios teatrales, improvisación y empezaron a pasar cosas, empezaron a aparecer textos escritos, dibujos y, cuando nos dimos cuenta, teníamos un libro”.

Quiénes son y lo que tienen adentro

“Yo abría puertas de taxis, cuidaba coches. En un momento me fue mal y la gente me ayudó a comer. A veces dormía y al otro día aparecía con monedas. Era increíble porque siempre llegaba justo a diez pesos. Es que yo puse un santito”, cuenta Marcelo Silva en uno de los textos. Además explica que tiene muchos recuerdos que empezaron a salir a medida que escribía. “Se empezó a remover un poco lo que he vivido en la calle”, dice.

Según Barbieri, los temas más recurrentes en el albergue son el amor, la soledad y el mal momento que están atravesando. No hay relatos acerca de la vida en la calle como una elección. “La gran mayoría de los que viven acá es gente que quisiera vivir en otro lugar pero que sin embargo a lo largo del tiempo fue desarrollando vínculos con el hogar, con la gente de acá, agradeciendo este espacio, la posibilidad de no vivir en la calle. Ninguno disfrutó de estar en la calle, aunque cuenten anécdotas graciosas o hayan conocido gente importante en sus vidas, ninguno elige eso, el anhelo más común es poder alquilar algo, tener un espacio propio”, comenta Barbieri.

“Nuestro trabajo es acompañar a alguien que está en un proceso expresivo, fomentarle eso y que se sienta protagonista”, explica Bogni y agrega: “Uno de los participantes del taller, Nicanor, nos dice que lo que hicimos fue apretar el botón que les hizo acordar quiénes son y lo que tienen adentro”.

Según Sarría, ahora que el libro está publicado se sienten un poco más tranquilos “porque la gente puede saber la verdad, la realidad de lo que un hombre solo puede pasar en la calle”.