Quien se haya aproximado, al menos de forma tangencial, a los estudios comportamentales sobre chimpancés en su hábitat natural, ineludiblemente habrá recalado en el trabajo que desde junio de 1960, y durante cuatro décadas, Jane Goodall llevó adelante en Gombe, Tanzania, en el este de África.
Esta primatóloga británica no sólo subvirtió los estándares monolíticos del método observacional de la Etología, al asignar nombres en lugar de números a los chimpancés que eran su objeto de estudio y establecer con ellos una relación de empatía, sino que protagonizó un abanico de descubrimientos científicos que revolucionaron la forma de comprender a estos simios y su relación con el hombre.
Lady Chimpancé, como también se la conoce, logró reconocer en estos primates un amplio espectro de habilidades cognitivas. Descubrió que los chimpancés utilizan herramientas rudimentarias para proveerse alimento, tales como deshojar una rama y utilizarla para extraer termitas de su nido; establecen relaciones de amistad con otros miembros de su grupo; tiene memoria y son capaces de mantener actitudes sumamente agresivas para defender y extender su territorio.
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Sobre este último punto, la especialista observó la “guerra” que durante cuatro años mantuvieron dos grupos de chimpancés, la cual concluyó con el aniquilamiento de la totalidad de miembros de uno de ellos.
Complementariamente, también derribó la creencia de que estos simios son fundamentalmente vegetarianos, ya que a partir de sus observaciones pudo establecerse que se organizan para cazar animales pequeños y devorar su carne.
Desde 1986, Goodall pasa la mayor parte del año proclamando la urgencia de resguardar la biodiversidad y proteger las especies en extinción en sus conferencias por el mundo. Además, integra el grupo que impulsa el proyecto “Gran Simio”, una propuesta de conceder a estos animales algunos de los derechos que resguardan a los seres humanos e impulsa el programa “Raíces y brotes”, que procura inculcar el respeto a todos los seres vivos en niños y adolescentes.
En su primer viaje a Latinoamérica, visitó Argentina, donde el 23 de octubre de 2009 recibió el título Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba.
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